miércoles, 28 de febrero de 2018

Huilo Ruales Hualca. Historias de la Ciudad Prohibida


Huilo Ruales Hualca nacido en 1947 en la ciudad de Ibarra, es uno de los  escritores ecuatorianos más importantes de la actualidad. Su obra transgresora, marginal y grotesca es una descripción sublime de personajes harapientos  y cotidianidades del lumpen. Esta antología reúne varios relatos de algunos de sus libros y tienen como eje central a la ciudad de kito, espejo de Quito, la carita de Dios. 



Acompaña esta reseña (lectura) con el primer álbum de la banda kiteña de Hip-Hop, Tzanza Matantza: "Saca la Cara".


El autor retrata una ciudad que se mueve y repta como sus personajes, un caos urbano y suburbano polarizado por la modernidad. La terminal terrestre (descrita con soltura en uno de sus cuentos) la divide en dos: el norte con oficinas, hoteles y barrios residenciales; y el centro-sur con andrajosos, hacinamiento e indigentes. En ese territorio Huilo nos presenta una obra genial tanto en su contenido como en su forma.


Esta antología de cuentos contiene 9 relatos. Mis favoritos: Los locos amores de una lechuga, el alma al diablo, es viernes para siempre marilín y leyendas olvidadas del reino de la Tuentifor; estos dos últimos cuentos son de los mejores que he leído en mi vida. (No he leído mucho, por supuesto).

Los impactantes cuentos de Huilo tienen como protagonista a los desposeídos. Esta circunstancia aparece en la literatura ecuatoriana y latinoamericana desde principios del siglo XX. En ese sentido; el indígena, el montonero o el obrero son tema fundamental de la literatura de Realismo Social de nuestro país. A partir de la década de los 70 con la modernización de las urbes de Latinoamérica, este rasgo se radicaliza y los oprimidos reconocidos por la sociedad, dan paso a nuevos personajes, aquellos cuya existencia ni siquiera es reconocida; y que rápidamente pueblan la periferia. En una entrevista el autor comentó seguir poco o casi nada a la literatura ecuatoriana, mencionando entre sus influencias importantes, a los poetas malditos. A pesar de ello, la obra de Ruales puede ubicarse en el contexto ecuatoriano como sucesora de la de Pablo Palacio.


Estos seres periféricos son tullidos, mendigos, putas, ciegos, delincuentes, seres deformes que reptan, entre otros. Son seres humanos que viven en condiciones cercanas a los animales, excluidos de Quito, forman su propio Kito, su otro Kito, la dualidad de la capital ecuatoriana. Las peripecias, tragedias y esperanzas de estos seres, se retratan en estos textos de forma noble y cruda, ahí estriba la grandeza del escritor. Violadores, borrachos, y hombres-rana provistos de una desalmada dignidad, una sombría ilusión y una espantosa soledad inherente a la especie.


Para conseguirlo Huilo crea una dimensión lirica aparte. Sus formas narrativas representan a ese personaje enajenado de sus cuentos, al discurso extraoficial o más bien al anti-oficial y rechaza el uso de mayúscula, olvida signos de puntuación, usa apodos y escribe “malas palabras”. Combina de manera degenerada y preciosa las tradiciones escrita y oral con un léxico popular y lírico. Sus narraciones además están llenas de simbolismos, se destaca la muerte del padre, el odio a la madre, la religión pisoteada (el alma al diablo, es la historia de Jesús, no el nazareno) la enajenación social y el anhelo de un mejor porvenir. Este último elemento se presenta como suicidio, Faraón, asesinato o edén azul (droga) para cambiar esa vida inmunda por ese mejor porvenir.

Este libro me sorprendió, me sobrecogió, me embriagó. Estoy seguro que regresaré repetidas veces a estos cuentos y como es lógico, buscaré más obras de este genial literato ecuatoriano Su lugar en el librero es justo en medio de Pablo Palacio y Victor Hugo Vizcarra.

Huilo Ruales Hualca, junto a otro escritor ekuatoriano: Fernando Escobar Paéz



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